Supervivencia en la montaña: ¿qué hago si me pierdo?
Es invierno y decides ir a hacer una ruta de senderismo o trekking por la montaña. Pero, ¡horror! Te has perdido y no funciona el móvil ni el GPS. ¿Qué debemos hacer si nos perdemos en la montaña en invierno? Probablemente haya nieve y la temperatura cae bruscamente según se hace de noche.
Las siguientes son las reglas fundamentales que iremos desarrollando para sobrevivir en un lugar frío:
- No permitir que se moje la ropa que llevamos puesta.
- Construir un refugio bien aislado.
- Mantenerse en movimiento constantemente para producir calor corporal.
- Mantenerse hidratado.
- Si es posible, hacer una fogata.
Es muy importante saber qué pasos seguir ante un caso de emergencia, pero más importante aún es ponerlos en práctica. A continuación, paso a paso:
Alejarse del peligro: Ante una situación de alto riesgo, lo más importante es alejarse lo antes posible de la zona de peligro.
Heridas: Curar inmediatamente las heridas, en el caso de que las hubiera.
En estado de pánico: En el caso de encontrarse en un estado de pánico, siempre hay que intentar dominar la situación y volver en sí, para poder orientarse y entender qué sucede. Tómate tu tiempo para este punto y relájate.
Buscar un refugio: La peor dificultad, de las regiones polares, es la exposición que se sufre a los agentes climatológicos. Siempre hay que protegerse del viento, ya que este puede provocar una notable disminución de la temperatura corporal. Si no encuentras ningún espacio que pueda serte útil como refugio, lo ideal es intentar construir uno haciendo un montículo de nieve, un pozo o una cueva.
Hidratación: La hidratación en cualquier tipo de situación resulta fundamental. En esta clase de lugares –fríos y secos– es vital mantenerse hidratado en todo momento, ya que rara vez se es consciente de la transpiración, debido a que el ambiente absorbe la humedad corporal de inmediato.
Planificación: Una vez cubiertas las anteriores necesidades principales, es tiempo de analizar; si es conveniente quedarse en el sitio esperando ayuda o huir lo más rápido posible de la zona.
Resolver si moverse o quedarse resguardado, esperando ayuda, es una decisión muy dura que dependerá de la personalidad de cada persona y de las siguientes razones.
¿Por qué no moverte del sitio donde estás?
Es probable que alguien venga en tu ayuda.
Las condiciones meteorológicas, la formación del terreno y otros fenómenos pueden hacer que caigas en una grieta o precipicio y/o que te introduzcas en regiones imposibles de atravesar.
Si la visibilidad es muy escasa.
Si no tienes cartas topográficas o GPS para identificar tu posición en el terreno.
Si el sol se está poniendo.
Si decidiste no moverte:
Es fundamental que prepares alguna señalización de auxilio. Ve en busca de provisiones y elementos necesarios.
Si decidiste moverte:
Deja señalizaciones que indiquen en qué dirección te estás moviendo, como pueden ser flechas o marcas en el camino. Si tienes algún objeto que produzca reflejo, ubícalo encima de la cabeza o los hombros para que el socorro aéreo te vea con mayor facilidad.
Calcula bien el tiempo antes de que caiga la noche, ya que un refugio puede tardar entre media hora a 4 horas en construirse. Una vez que te hayas detenido en un sitio fijo, realiza una fogata y mantenla encendida durante toda la noche.
Principalmente hay que mantener abrigados los puntos por donde el cuerpo pierde más calor. Estos son: la cabeza, el cuello, las muñecas, las manos, los tobillos y los pies.
Si estás sufriendo mucho calor a causa de tu movimiento, es aconsejable intentar disminuir la temperatura corporal. Ten en cuenta que es vital reducir el sudor al máximo, ya que de lo contrario tu ropa podría mojarse, exponiéndote a una situación de mayor riesgo. La mejor forma de regular la temperatura es removiendo el abrigo de tu cabeza. En estos casos es mejor usar ropa sintética y no de algodón.
Cosas necesarias que hacer:
Evita el contacto con el viento y el suelo. Siempre resguárdate y siéntate sobre algún material aislante. Si tu cuerpo se enfría rápidamente, haz algunos ejercicios abdominales y trota en el lugar.
Procura no quedarte dormido, ya que en este estado el cuerpo baja la temperatura al relajarse y consumir menos energía.
Cabe destacar que si está dentro de tus posibilidades, hacer fuego es la mejor opción, aunque debes tener en cuenta las consecuencias, ya que muchas veces puede complicar tu situación.
Construir un refugio no es una tarea tan difícil como parece. Estos son algunos consejos a tener en cuenta antes de construir el refugio:
Los refugios deben ser principalmente pequeños. Cuanto más pequeño sea, más rápido se calienta el ambiente y menos calor pierde el cuerpo.
La puerta, debe estar del lado contrario al viento.
Nunca hay que dormir en contacto directo con el suelo: utilizar algún material aislante.
Para construir este refugio, lo ideal es un montículo de nieve sobre una ligera pendiente. Lo primero será definir de qué lado se abrirá la puerta. Luego se debe excavar en profundidad y en altura, haciendo el suelo plano, evitando cualquier inclinación. Es importante que el hueco no sea tan profundo, para poder salir fácilmente en caso de problemas.
Este tipo de refugios se calientan gracias al calor que emana el cuerpo, pero también se puede usar una vela para ayudar a elevar la temperatura del ambiente. Es conveniente dejar siempre una fisura para el intercambio del aire.
Las formas más efectivas de hidratarse con hielo, son básicamente el derretimiento. Para derretir un puñado de hielo no hay una única receta, podrás elegir entre alguna de estas opciones: usar el calor corporal, introducirlo en una botella y acercarla luego al fuego, exponerlo al sol o masticarlo directamente sólo si se tiene calor, ya que ayuda mucho a bajar la temperatura.
En todo lugar con nieve, la radiación solar es tan fuerte que puede producir cegueras temporales –fotofobia– y hasta incluso ulceras y derrames. Esto se debe a que la nieve absorbe el 10% de la radiación solar y devuelve un 90% hacia arriba, habiendo un total de 190% de radiación solar en el ambiente (100% de arriba y 90% de abajo).
Existe una forma improvisada para prevenir parte del daño solar a los ojos; se debe tomar una tira de tela fina y hacerle 2 cortes pequeños a la altura de los ojos, luego ponérselo a modo de antifaz. Otra forma de evitar la exposición es utilizando anteojos cerrados o gafas, que cubren los costados protegiendo los ojos también hacia los lados. Estos deben tener como mínimo un factor de protección Nº 3. Algo muy importante a tener en cuenta, es no dejarse engañar por las nubes. Estas pueden filtrar la luminosidad, pero no detienen los rayos UV invisibles a nuestros ojos, que son los que realmente afectan la visión.
Si eres víctima de una avalancha, debes realizar movimientos natatorios para mantenerte en la superficie. Una vez que sientas que alcanzas el final, crea una cámara de aire alrededor de tu cabeza poniendo las manos delante de la cara. Esto te dará unos minutos de aire extra. Intenta levantar un brazo para ver si estás cerca de la superficie, si lo logras, deja la mano fuera para que la gente del rescate pueda verla.
Muchas de las situaciones de supervivencia –tanto en regiones polares como de alta montaña– requieren de un mínimo conocimiento médico para poder resolverlas. A continuación, algunos ejemplos:
Las partes más expuestas al congelamiento son los dedos de los pies, las manos, la nariz y las orejas. Esto puede ocurrir de un momento a otro, e implica la pérdida del miembro congelado al provocarse una necrosis.
¿Cómo prevenir el congelamiento?
Controlar regularmente el estado de las extremidades.
Intenta mantener siempre estas partes bien cubiertas y abrigadas.
Bebe y come bien.
No utilizar guantes ni medias que puedan bloquear la circulación en manos o pies.
Si la epidermis ya se encuentra fría e insensible, deberás aplicarle movimientos circulares que estimulan la circulación en la zona.
Introducir el miembro afectado bajo el abrigo, en contacto con el cuerpo para darle calor.
Si se trata de un pie, hacerlo bajo el abrigo de un tercero.
¿Cómo salvar una extremidad congelada?
Introducir el miembro congelado en agua tibia –no caliente– en intervalos de 20 minutos.
Evitar estar cerca de fuertes fuentes de calor como el fuego.
Tomar una pastilla analgésica.
No realizar fricción contra la epidermis congelada.