Epidemia de pasión demoníaca
Anteriormente, hemos hablado de mitos y leyendas que se cuentan sobre lugares en el Valle de Tena pero este lugar también está lleno de historia. A veces, ésta se mezcla con la ficción, las tradiciones y las creencias populares, dando lugar a historias pintorescas y curiosas.
La historia del Valle de Tena es muy interesante, pero quizás uno de los episodios que más ha calado en la zona sea la “epidemia de pasión demoníaca” que asoló el territorio durante el siglo XVII. Una epidemia que, a ojos de la Justicia de la época, provocó Don Pedro Arruebo, uno de los mayores terratenientes del Valle y Señor de Lartosa. Este caballero, que destacaba por su inteligencia, audacia y gran éxito entre las mujeres, fue acusado de endemoniar a 1600 personas (la mayoría jóvenes solteras entre once y treinta años) y de propagar una de las epidemias de posesión demoníaca más importantes de Europa entre los años 1637 y 1643.
Cuentan que la epidemia (o histeria colectiva) se inició en Tramacastilla y Sandiniès y posteriormente se extendió a Saqués, Piedrafita, Panticosa, Pueyo de Jaca, Sallent, Villanúa y Jaca. Cuando los hechos llegaron a oídos del Rey Felipe IV, se ordenó subir al Inquisidor General de Aragón. El Tribunal de la Inquisición no fue el único encargado de ordenar ejecuciones en esta zona, la Justicia Ordinaria ya lo estuvo haciendo con anterioridad.
En 1620, el Ayuntamiento de Bielsa contrató a un conocedor de brujas que reunió en la plaza mayor a los habitantes de Bielsa y sus aldeas para someterles a la prueba del soplo, aquellas personas que soplasen con mayor intensidad serían culpables de brujería; señaló a trece: cuatro fueron ahorcados y una condenada al destierro.